Los días dedicados al festejo de los 143 años, pasados desde el comienzo de la formación de Rafaela, han tenido algunos signos particulares que vale la pena señalar.
La Fiesta de las Culturas, como hecho centralmente gastronómico, con algunos ingredientes musicales, representó una convocatoria numerosa, tal cual se repite desde hace varios años. Para las próximas ediciones, bien podría intensificarse algo referido a las culturas musicales, artísticas y artesanales. Con los aportes de lo que existe en la ciudad más los que puedan incorporar otras localidades, esta fiesta enriquecería el conocimiento y el intercambio.
Un brillo especial ha tenido este año la visita de una representación del Cuerpo de Granaderos a Caballo, con su vistosa apostura y su marcialidad que es atractiva en sí misma. Esta vez, su jefe aportó conocimientos para todos los interesados en un historial tan caro a los sentimientos patrióticos como son los Granaderos de San Martín. La réplica del sable corvo significó un aditamento trascendente para dar relieve al acto.
El entusiasmo de niños y adultos ante el desfile de los granaderos y su presencia en el acto oficial obligó a la reflexión sobre un sentimiento de Patria, que estuvo desdibujado en algunas décadas, por algún sentimiento de nacionalismo popular anti-militar, que desvió el sentido de expresión comunitaria. Además del ejemplo de los desfiles, recordemos la mutilación del Himno Nacional en las canchas de fútbol. La presencia de los granaderos en Rafaela más los testimonios históricos mostraron un aspecto escondido que algunas generaciones intermedias no niegan, pero ignoran, que es casi lo mismo.
Otro momento de brillo ha sido el concierto que la Orquesta Municipal de Tango junto a la Orquesta de Cámara de la Escuela Municipal de Música. A sala llena, con público de toda edad y con reiterados aplausos de pie, mostraron una noche de gala que no necesitó de artistas foráneos para estar a tono con el acontecimiento.
Aunque hubo otros actos de adhesión, el broche final fue la celebración litúrgica en honor de San Rafael, oficiada por el obispo diocesano, concelebrada por todos los sacerdotes de la ciudad y precedida por una aclamada actuación de la Banda Municipal de Música en la Catedral.
Lo que también brilló, pero por su ausencia, fue la figura del intendente municipal, salvo en una recorrida durante la Fiesta de las Culturas. En la primera celebración, desde la asunción de su cargo, del aniversario de la ciudad que lo eligió, Leonardo Viotti prefirió asistir a una reunión partidaria en la ciudad de Mendoza. Siguiendo el ejemplo del presidente Milei, que delega en su hermana la representación de su gobierno en algunos actos, Viotti delegó en su hermano, su secretario, la representación en los actos que mencionamos más arriba, con la compañía de miembros de su gabinete.
No basta en ciertos casos la mención de un funcionario “en nombre y representación de…”, salvo que razones de Estado o de fuerza mayor impidan la presencia física, pero una ausencia motivada por una reunión partidaria parece cuanto menos un desaire oficial. No hay protocolo que lo salve, aunque se intente una buena explicación.
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