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Opinión

Frautschi: herencia, familia y empresa

Alcides Castagno

Por Alcides Castagno

Juan Frautschi nació en el lado suizo de los Alpes. Cuando estuvo en condiciones de trabajar, después de la escuela, su ocupación fue la de quesero. Se casó con María Sagripanti, una piamontesa transalpina, que supo acompañarlo en sus sueños de encontrar algo nuevo y mejor para el futuro, ante una región del centro de Europa que ya había empezado a emigrar. Tenía Juan 25 años y había sabido de una región argentina que ponía su acento productivo en la lechería, su especialidad. Apenas llegado a Rafaela, consiguió trabajo en la River Plate Dairy. En 1935, se creó el área de lechería del Ministerio de Agricultura y Frautschi fue designado para promover el desarrollo de la actividad en las provincias de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos.

Juan y Oscar

Aquellos inmigrantes, herederos de la cultura del trabajo, tuvieron dos hijos: Juan y Oscar, con dos años de diferencia. La escuela del barrio, el club cercano y un espíritu naturalmente libre acompañaron su crecimiento. Para entonces Juan, el mayor, había encarado su vocación metalúrgica en la Escuela Técnica "Guillermo Lehmann", donde también canalizó sus estudios su hermano Oscar. Mientras cursaban, su padre le pidió a Juan que busque un trabajo porque no podía mantenerlos. Así lo hizo, anotándose en una fábrica de aviones de Córdoba, donde necesitaban metalúrgicos. Lo aceptaron, pero no pudo asumir porque los horarios coincidían con la escuela y quería priorizar los estudios. Surgió una oportunidad en Santa Fe para especializarse en máquinas fresadoras, lo que coincidía con su preferencia. Allí estuvo un tiempo. Con el final de sus estudios y el título de Técnico Mecánico en Máquinas Herramientas, llegó el tiempo del servicio militar, destinado a Rosario. Al salir de baja, en 1959, se le había dado impulso a la industria petrolera, por lo que Juan se fue en busca de una oportunidad en Plaza Huincul; fue admitido pero otra vez debió renunciar antes de empezar. En este caso, la razón estuvo en que su hermano Oscar ("Cachi"), que por entonces corría en motos, había tenido un accidente que lo dejó postrado durante varios meses; Juan se quedó cuidándolo. En ese tiempo, desde la Escuela "Técnica" le ofrecieron dictar clases de Orientación Empresaria. Lo aceptó como desafío y experiencia.

Como le sobraba tiempo y con su inquietud característica, Juan acompañaba a su padre a las cremerías que montaba y observó que todas adolecían de la falta de algunos insumos industriales, por lo que resolvió darle un giro a su vida laboral; obtuvo un crédito del Banco Nación para comprar un torno y empezó a fabricar accesorios de bronce niquelado. Su hermano Oscar se plegó al emprendimiento para nunca abandonarlo. En ese tiempo, el Banco Industrial de Santa Fe ofrecía créditos para inversiones; como el negocio era próspero, decidieron tomar uno de esos créditos y comprar una fresadora para fabricar engranajes y una variedad de productos para la industria láctea. El principal cliente era SanCor. A medida que se necesitaba personal, Juan seleccionaba a los alumnos destacados de la Escuela Técnica y así se fue formando una industria eficiente, que tuvo un vuelco a favor muy importante: en 1968, SanCor importó desde Dinamarca una planta para producción de leche en polvo; era la primera en el país y fue necesario contar con los repuestos que aseguren su continuidad. Allí estuvieron los hermanos Frautschi, desarrollando las primeras válvulas y accesorios de acero inoxidable.

Tiempos cambiantes

Los años '70 auguraban un tiempo de prosperidad para la industria. Los Frautschi compraron un galpón para la fábrica y además abrieron una oficina en Buenos Aires para atender a los clientes de la capital y del conurbano; esta oficina sirvió también para un acceso más fácil a los mercados de exportación de Uruguay, Chile, Bolivia y Brasil, con la principal preocupación de mantenerse a la vanguardia tecnológica de la especialidad.

En el año 1992, la sociedad familiar Frautschi S.A.C.I.F.I.A. se asoció con la empresa alemana Nocado, que le transfirió su tecnología para la fabricación de válvulas para la industria lechera con la misma tecnología aplicada en Alemania. En 1996, el galpón fábrica ubicado en el radio urbano quedó chico, sin posibilidades de expansión, por lo que los Frautschi construyeron una planta de 1.200 metros cuadrados en el Parque Industrial. Lamentablemente, en ese mismo año comenzó a deteriorarse el mercado, con un gran menoscabo de las condiciones de competitividad, de modo que resultaba más económico comprar una pieza importada que reparar una local. En el 2001, debieron reducir su planta de personal a la mitad. Con la colaboración de los acreedores externos, del personal y por la obstinación de resurgir y crecer, la empresa puso mantenerse y, una vez recuperadas las condiciones de mercado, todo fue distinto y mejor. Hoy la incertidumbre y los vaivenes de una economía frágil imponen nuevas limitaciones, que seguramente la segunda generación Frautschi sabrá superar.

Familia

Cuando estaba cumpliendo el Servicio Militar, Juan conoció a Edelveiss Carigatti, quien fue su colaboradora y sostén; con ella tuvo 4 hijos: Carlos Ernesto, hoy director de producción, Raquel, Gabriela, en gestión de personal y Juan Antonio en la administración. Por su parte, Oscar se casó con Claribel Galoppo y tuvieron cuatro hijas: Cristina, Patricia, ambas fallecidas muy jóvenes en sendos accidentes, Ana María, hoy enel directorio de la empresa y Mabel.

Tanto Juan como Oscar gozaron siempre de los privilegios de la amistad de cuantos los rodearon, por un natural sentido de la convivencia. En el caso del mayor, Juan, se inclinó en buena medida por la actividad gremial empresaria, en la Cámara de Industriales Metalúrgicos, la Cámara de Comercio Exterior, ambas del Centro Comercial e Industrial de Rafaela y la Región.

La familia Frautschi se prolonga hoy en la segunda generación, con la herencia de un trabajo sin medida y de una calidad de producto innegociable. Están orgullosos de serlo, a despecho de vientos desfavorables, pero siempre con la mirada en un futuro abierto.

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