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Opinión

Magdalena, maestra benefactora

Alcides Castagno

Por Alcides Castagno

Un día de 1965, en la pizarra de Striker apareció uno de esos avisos fúnebres al que todos acudían para informarse sobre los fallecidos, parientes, amigos o no. Ese día anunciaba el fallecimiento de Margarita Bochetto, con una aclaración: "se ruega no enviar flores - donar su importe a entidades de bien público". El sorpresivo pedido inauguraba un estilo de condolencia positiva, cuya autora era la hermana de la extinta: Magdalena Bruno.

Magdalena nació el 10 de septiembre de 1908. recibió el apellido de su padre, que estuvo casado con María Ernestina Bochetto; al separarse los padres, su hermana Margarita optó por utilizar el apellido de su madre.

Formación vocacional:

La escuela primaria en la "Belgrano" fue la iniciación de Magdalena en el mundo de cuadernos y guardapolvos, que continuó con su secundaria en la Escuela "Normal". En 1926, con su título de maestra logrado el año anterior, se hizo cargo de un reemplazo en la Escuela "Florentino Ameghino" de Sunchales. Las aulas donde había cursado su primaria la recibieron en 1930 con su cargo como maestra titular.

Magdalena sentía ya al magisterio como el ámbito donde se realizaría como persona. Aunque joven y a poco de ejercer, ya tenía cierto ascendiente con sus pares. Así fue como, al fundarse el Círculo de Maestros Rafaelinos, integró la Comisión Directiva. Esta nueva entidad creó, a su vez, la Biblioteca "Agustín Álvarez" y el cargo como secretaria recayó en Magdalena, lo mismo que la designación como delegada departamental ante los congresos docentes. Tal fue el ascendiente de Magdalena con sus colegas que la propia Olga Cossettini la convocó en 1937 para que colaborara en la Escuela Experimental "Gabriel Carrasco", de Rosario. Circunstancias de la vida familiar le impidieron acceder al ofrecimiento.

Maestra rural:

En 1940 Magdalena tuvo una experiencia muy particular. El Gobierno Nacional había creado las Escuelas de la Legua, ámbitos educativos, rurales, donde una sola docente debía ejercer como maestra y directora. Así fue como Magdalena se trasladó a Santa Clara de Saguier, a una casa de campo cercana al pueblo, con un alumnado rural, minúsculo y expectante. Tres años después, se dispuso su traslado a la Escuela "Sarmiento", de Ramona.

La señorita Magdalena tuvo un serio sobresalto cuando, por razones de salud, tuvo que internarse en Buenos Aires y permanecer en recuperación post quirúrgica durante tres meses. Su pensamiento tropezaba con un futuro incierto, pero su voluntad ayudó a la recuperación y pronto estuvo otra vez en su Rafaela, dispuesta a crecer en la vocación de las aulas. 1953, directora de la Escuela "Alberdi"; 1956, supervisora de prácticas en el Colegio "Misericordia" y, en el mismo año, se la nombra inspectora de Islas Santafesinas.

Al morir su hermana Margarita, sintió revivir su espíritu solidario. A veces con dinero, siempre con su tiempo y entusiasmo, hizo aportes a Cáritas, a la Academia de Lenguas Vivas como cofundadora y a grupos de alcohólicos en recuperación, antes de la creación de Al-Anón. Siempre interesada por la niñez, integró el grupo organizador de la Escuela Granja "Francisco Peretti" y participó en el apoyo al Hogar de Menores Madres. También en cuanto a Cooperadoras, participó en la del Hospital "Dr. Jaime Ferré".

Legado:

Elda Massoni, nuestra sensible y recordada poeta, tomó un párrafo del libro "Señorita Magdalena", que exalta la figura del personaje que estamos describiendo. Dice: "No poseyó joyas ni automóviles, prefirió la riqueza interior dentro de la austeridad externa. Y en esos claros dominios labró la paz. Si estudió, se perfeccionó y maduró, fue nada más que para poder enseñar cada vez mejor y terminar definiéndose con un nombre y una verdad: Magdalena Bruno, maestra".

En la aparente soledad familiar, ya sin padres ni hermana, quiso adoptar tantos hijos como el paso del tiempo se lo permitiera. Para ello, donó una propiedad en la esquina de Ayacucho y Bolívar, para el funcionamiento del Jardín Municipal N° 1, en homenaje a su hermana Margarita Bochetto. También una propiedad para los discapacitados auditivos, en la esquina frente al mencionado Jardín, que incluye hoy una plazoleta que lleva su nombre. No sólo eso: por si fuera poco, dejó su casa céntrica, de Moreno 183, en cuya planta baja tiene su sede AMSAFE y en la planta alta la Casa del Escritor.

Conversar con ella ha sido conectarse a su expresión ávida y a su voz susurrante, subrayada con una sonrisa sin pausa. La ciudad la recuerda con mucho afecto y gratitud. El Jardín Municipal N° 2 lleva su nombre, también una calle del barrio Los Álamos; lo bueno es un sentimiento de gratitud permanente, que no tiene un lugar físico, pero sí una sensación admirativa en el corazón rafaelino.

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