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Especiales

Rafaela 1913, crecimiento con incertidumbre

Alcides Castagno

Por Alcides Castagno

Era el tiempo del primer Presidente surgido del voto popular. Se habían usado los padrones confeccionados para el servicio militar, por lo tanto, los electores eran todos varones. Gobernaba el país desde 1910 Roque Sáenz Peña. En su presidencia se sancionó la ley electoral que lleva su nombre y que terminó con años de exclusiones y fraudes. En realidad, su presidencia debió comenzar varios años antes, debido a su prestigio y a las dotes demostradas. Un arreglo entre Julio A. Roca y Bartolomé Mitre, promoviendo la candidatura de Luis Sáenz Peña, padre de Roque, obligó a un gesto de éste, retirándose para no competir con su padre, de quien estaba distanciado por razones políticas y familiares. Mientras estudiaba abogacía debió interrumpir sus estudios para sumarse a las milicias leales contra la rebelión de Bartolomé Mitre. Ascendido a comandante, pudo terminar sus estudios en 1875. Electo diputado, a los 26 años, Roque José Antonio del Sagrado Corazón de Jesús Sáenz Peña Lahitte (tal su nombre completo) fue el presidente más joven de la Cámara. Rechazó un nombramiento en el Gobierno del "zorro" Julio A. Roca y se fue a Europa, de donde regresó para protagonizar exitosamente la vida institucional argentina. Fue electo Presidente en 1910.

La Provincia

En Santa Fe, Manuel Joaquín Menchaca, abogado, farmacéutico y político, fue el primer gobernador de nuestra provincia elegido por la Ley Sáenz Peña, al vencer a Lisandro De La Torre.

Menchaca tuvo un desempeño destacado como gobernador; entre otras decisiones contamos la creación de escuelas de formación agrícola. En Rafaela, la Escuela de la Familia Agrícola, que tuvo un descollante protagonismo en la Educación, se prolongó en su carácter de Educación Técnica, que redundó en la formación de muchos industriales emprendedores. Además de su relación institucional con la ciudad, entabló sólidas amistades, entre ellas con don Luis Tettamanti, a quien visitó y obsequió al producirse el cincuentenario de la Escuela Técnica. Como dato adicional, se consigna que el Dr. Menchaca fue el primer ocupante de la Casa de Gobierno de Santa Fe, aunque no estaba totalmente terminada en ese momento, pero sirvió para sus despachos ejecutivos. A poco de asumir, el 31 de diciembre de 1912, decretó que Rafaela sería ciudad, en mérito al censo que sumaba más de 8.000 habitantes, la cantidad necesaria para obtener tal estatus.

El nuevo año

Los brindis de año nuevo tuvieron un matiz festivo mayor; se esperaba un enero particularmente activo, para preparar la transición que dejaría atrás al pueblo, pero con la renovada voluntad de crecimiento que lo caracterizaba. El escribano Manuel Giménez, entonces presidente comunal, fue reemplazado por Eduardo Oliber, para preparar su cargo de futuro primer intendente. Mientras tanto, continuaban en sus funciones José María Podio, Carlos Bonazzola, Martín Martinetti y Calesancio Stoffel. Para aportar desde sus investiduras, se acercaron los legisladores por el Departamento Castellanos: el senador Carlos Suter y los diputados Rafael Fouguere y Fructuoso Portorreal.

Convocadas las instituciones de ese momento, cada una quiso estar presente, por esa razón concurrieron la Banda de Música para la diana y la retreta, la Sociedad Rural para el almuerzo central, la Sociedad Italiana para el lunch de bienvenida, las escuelas, sus abanderados y cuerpo docente, las orquestas para el baile popular en la plaza y el de gala en el Club Social, las damas para la preparación y distribución de golosinas a los niños, la decoración de palcos y escenarios, la ofrenda floral para el acto de homenaje a Guillermo Lehmann, con la piedra fundamental para su monumento, la construcción de un gran arco en la cabecera del Bulevar Santa Fe con la leyenda "A S.E, el Gobernador y su Comitiva, salud", el Corso de las Flores y las procesiones de antorchas por los bulevares Roca y Susana y cada uno de los detalles que se iban presentando.

No todos se sumaron, es verdad, porque cierto número de vecinos se oponían a la elevación de pueblo a ciudad, por considerar que sucedería una mayor carga impositiva y un mayor costo político, pero esa discusión había quedado atrás, ahora importaba un nuevo despertar, sacudido el día 25 con disparos de bombas, iluminación plena y embanderamiento.

Cañonazos

El día 26 amaneció estruendoso, con los disparos de 101 cañonazos. ¿De dónde venía esa tradición? Según consta en algunas publicaciones navales, las primeras salvas se producían al llegar un barco a puerto mediante 7 disparos, después 21, sin balas, sólo con el explosivo, como signo de amistad al vaciar el contenido de los cañones, lo cual era respondido de la misma manera desde el puerto. En cuanto a los 101 cañonazos, se acostumbraban para homenaje a estadistas, banderas, acontecimientos importantes, funerales reales, etc. Cuando se realizaron los preparativos para la recepción del emperador Carlos V allá por el 1500, en Ausburgo, Baviera, se decretó un homenaje con una salva de 100 cañonazos. Tantos estampidos confundieron al oficial encargado de los disparos, que equivocó la cuenta ordenando uno más. Se trató de cubrir el error aduciendo que una tradición militar atribuye mala suerte a los números pares, por lo cual quedó la costumbre de los 101 cañonazos, que atravesó los tiempos.

y las distancias hasta llemismo año 1926, quedando integrado el primer Concejo por Nicolás Gutiérrez, Emilio Galassi, Carlos Mognaschi, Eduardo Chiarella y Antonio Cossettini.

En cuanto a Manuel Giménez, tenía buen prestigio en la comunidad, con 46 años, era escribano adscripto a la escribanía de Pablo César e integraba la logia "La Antorcha". No pudo completar normalmente su mandato, ya que tuvo diferencias con el Concejo por lo que consideraban los ediles un manejo discrecional de los fondos públicos, además de que los concejales tenían mayoría política adversa al Intendente. El 28 de enero de 1915 se dio lectura en la sede del Concejo a la nota del Ministerio de Gobierno donde se informaba la designación de Juan Candiotti como intendente de Rafaela. Giménez trató de impedir que el Concejo sesionara y que el nuevo Intendente asumiera, incluso con el uso de la fuerza pública. Se vivieron momentos muy tensos, que pudieron superarse mediando los buenos oficios de Candiotti.

La historia empezaba a escribirse en renglones torcidos, signados por la incertidumbre política nacional, con un país que pugnaba por salir de una crisis que marcó el final del siglo XIX y los primeros años del XX.

A despecho de los condicionamientos foráneos, Rafaela continuaba un proceso de construcción sólido, en base a trabajo y creatividad.

Fuentes: María Inés Vincenti, archivo municipal, Adelina de Terragni

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